MARINA & ERIC

Monestir de Sant Salvi

En lo alto de la montaña, donde el aire huele a tierra y a eternidad, el Monastir de Sant Salvi se alza como un suspiro antiguo entre los árboles. Allí, donde el sol se derrama en oro sobre las piedras y el bosque murmura en voz baja, Marina y Eric unieron sus caminos.Fue una ceremonia tejida de miradas y promesas, de silencios que hablaban más que las palabras.
La luz los abrazó como si el cielo mismo quisiera ser testigo. El viento jugaba entre las ramas, las hojas danzaban con la música, y el tiempo, por un instante, olvidó avanzar.
Entre el canto de los pájaros y la calidez del atardecer, nació algo más que un “sí”: nació un eco de amor que quedará suspendido entre las montañas, como una oración, como un amanecer eterno.